La base de este gazpacho es casi clásica. Se diferencia del tradicional gazpacho andaluz únicamente en que no lleva pan, que es lo que le da al plato auténtico su textura única. Pero el sabor es el mismo: tomate maduro licuado con vinagre, cebolla, ajo y aceite de oliva. Guárdalo en una jarra en el refrigerador y disfruta de unos días de sopa.
2 rodajas de cebolla roja o blanca
2 libras de tomates maduros
2 a 3 dientes de ajo, al gusto, partidos por la mitad, sin germen verde
2 cucharadas de aceite de oliva
1 a 2 cucharadas de vinagre de jerez o vinagre de vino (al gusto)
1/2 a 1 cucharadita de pimentón dulce (al gusto)
1/2 a 1 taza de agua helada, dependiendo de qué tan espesa quieras que sea tu sopa
Sal y pimienta recién molida
1/2 taza de pepino finamente picado (más al gusto)
1/2 taza de tomate finamente picado (más al gusto)
1/2 taza de pimiento verde o amarillo finamente picado
1/2 taza de apio finamente picado
Albahaca fresca en rodajas o perejil fresco picado para decorar
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