Inspirado en una comida en Le Jardin des Plumes en la ciudad francesa de Giverny, donde vivió y trabajó el artista Monet, este plato es tan hermoso como inusual: es simplemente un tomate asado suavemente y rociado con aceite de oliva. Tiene un sabor vegetal y rico, como era de esperar, pero también es dulce y cítrico. La sorpresa está en el corazón, que se rellena de azúcar y ralladura de lima. Durante las horas en el horno, el aceite, el azúcar y la ralladura se abren paso en cada fibra del tomate, convirtiéndolo técnicamente en una especie de confitado, un plato que generalmente se cocina con grasa o azúcar, o, en este caso, ambos. Sirve el tomate tibio o a temperatura ambiente como entrante, quizás con una pequeña ensalada, o, para tus amigos más aventureros, sírvelo frío de postre, cubierto con helado de vainilla, un chorrito de aceite y un poco de sal escamosa.
Cubitos de hielo, según sea necesario
4 tomates redondos medianos, maduros pero firmes
2 cucharadas de azúcar granulada
2 limas
1/4 de cucharadita de aceite o extracto puro de limón o lima (ver Consejo), opcional
1/2 taza de aceite de oliva virgen extra, preferiblemente suave y afrutado
Maldon u otra sal marina en escamas
Pimienta negra recién molida
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